28 de marzo de 2014

Psicología básica

La pesadilla era recurrente. Varias veces al día se veía enfrentada a la misma persona, una señora de mediana edad, cuyo aspecto general parecía cambiar de una forma incomprensible dependiendo de la hora; una mujer que, independientemente de lo que viese, muy pocas veces, la miraba y la sonreía; que más bien al contrario, tenía como costumbre acercarse, escudriñarla, fruncir el ceño y suspenderla.
Al final, siguiendo el consejo de sus amigos, había ido al médico. Para su sorpresa, éste le había enviado al psicólogo y ahora el especialista le estaba diciendo: “no se preocupe, pronto aceptará que es un reflejo, no hay ningún problema”.

2 comentarios:

  1. Hay reflejos que no reconocemos, o no queremos reconocer.
    Buen micro.

    Abrazos variados.

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  2. Luisa, como cuando nos miramos al espejo y creemos ver a otra persona. eres icreíblemente buena, qué bien explicas las situaciones, precioso!!
    Besicos muchos.

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